Moisés escribió los cinco primeros libros de la Biblia, que describen el nacimiento de la nación israelita, hace miles de años. La misión de Moisés era liberar a esta nación para que se convirtiera en una luz para las naciones circundantes. Moisés empezó a dirigir a los israelitas (o judíos) fuera de la esclavitud en Egipto con una misión de rescate conocida como la Pascua – en la cual Dios liberó a los israelitas de una manera que indicaba una futura salvación para toda la humanidad. Pero la misión de Moisés no era solamente dirigir a los israelitas fuera de la esclavitud egiptana, era también de guiarlos en un nuevo modo de vivir. Así, 50 días después de la Pascua rescató a los israelitas, y Moisés los condujo a Mt Sinaí (o Mt. Horeb), donde recibieron la Ley.
Entonces, ¿qué órdenes recibió Moisés? Aunque la Ley completa era bastante larga, Moisés recibió primero un conjunto de mandatos morales específicos escritos por Dios en tablas de piedra, conocidos como los Diez Mandamientos (o Decálogo). Estos Diez Mandamientos formaron el resumen de la Ley, los requisitos morales, anteriores a los demás, y que ahora son el poder activo de Dios para persuadirnos a arrepentirnos.
Los Diez Mandamientos
Aquí están los Diez Mandamientos escritos por Dios en piedra y luego registrados por Moisés en el libro del Éxodo de la Biblia.
Dios habló y dijo todas estas palabras:
“Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de la tierra de Egipto, donde vivías como esclavo.”
1) “No tendrás dioses ajenos delante de mí.”
2) “No te harás imagen, ni semejanza alguna de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.”
“No te inclinarás ante ellas, ni las honrarás, porque yo soy el Señor tu Dios, fuerte y celoso. Yo visito en los hijos la maldad de los padres que me aborrecen, hasta la tercera y cuarta generación, pero trato con misericordia infinita a los que me aman y cumplen mis mandamientos.”
3) “No tomarás en vano el nombre del Señor tu Dios, porque yo, el Señor, no consideraré inocente al que tome en vano mi nombre.”
4) “Te acordarás del día de reposo, y lo santificarás. Durante seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el día séptimo es de reposo en honor del Señor tu Dios. No harás en él ningún trabajo. Ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que viva dentro de tus ciudades. Porque yo, el Señor, hice en seis días los cielos, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos, pero reposé en el día séptimo. Por eso yo, el Señor, bendije el día de reposo y lo santifiqué.”
5) “Honrarás a tu padre y a tu madre, para que tu vida se alargue en la tierra que yo, el Señor tu Dios, te doy.”
6) “No matarás.”
7) “No cometerás adulterio.”
8) “No robarás.”
9) “No presentarás falso testimonio contra tu prójimo.”
10) “No codiciarás la casa de tu prójimo, ni a su mujer, ni a su siervo ni a su esclava, ni su buey ni su asno, ni nada que le pertenezca a tu prójimo.”
Éxodo 20:1-18 RVC
La norma de los Diez Mandamientos
Hoy, nos olvidamos a veces de que estos son comandos. No son sugerencias. Tampoco son recomendaciones. Pero, ¿hasta qué punto debemos obedecer estas órdenes? Lo siguiente viene justo antes de dar los Diez Mandamientos.
“El Señor llamó a Moisés desde el monte… Si ahora ustedes prestan oído a mi voz, y cumplen mi pacto, serán mi tesoro especial por encima de todos los pueblos, porque toda la tierra me pertenece.”
Éxodo 19:3,5
Esto fue dado justo después de los Diez Mandamientos
“Tomó entonces el libro del pacto y lo leyó ante todo el pueblo, y ellos dijeron: «Acataremos todas las cosas que el Señor ha dicho, y las obedeceremos.”
Éxodo 24:7
Pensemos en esto. A veces, en mis exámenes escolares, el profesor nos hacía varias preguntas (por ejemplo, 20), pero luego solo necesitábamos responder algunas de las preguntas. Podíamos, por ejemplo, elegir 15 preguntas dentro de las 20 para hacer el examen. Cada alumno escogía las 15 preguntas más fáciles según él. De esta forma, el profesor hacía que el examen fuera mucho más fácil.
Muchas personas tratan los Diez Mandamientos de la misma manera. Piensan que Dios, después de dar los Diez Mandamientos, quiso decir: «Intenta seis de tu elección entre estos Diez». Pensamos de esta manera porque imaginamos instintivamente a Dios equilibrando nuestras «buenas acciones» contra nuestras «malas acciones». Si nuestros buenos méritos superan o cancelan nuestras malas imperfecciones, esperamos que esto sea suficiente para ganar el favor de Dios o para obtener un pase al cielo. Por esta misma razón, muchos de nosotros intentamos conseguir méritos religiosos mediante actividades religiosas como ir a la iglesia, mezquita o templo, orar, ayunar y dar dinero a los pobres. Esperamos que estos actos equilibren los tiempos en que desobedecemos uno de los Diez Mandamientos.
Sin embargo, una lectura honesta de los Diez Mandamientos enseña que no fue hecho para eso. La gente debe Sin embargo, una lectura honesta de los Diez Mandamientos enseña que no fue hecho para eso. La gente debe obedecer a TODOS los mandatos, todo el tiempo. La gran dificultad de lograr esto, creo que son los rebeldes que hay contra los Diez Mandamientos. El conocido ateo Christopher Hitchens atacó los Diez Mandamientos por este motivo:
“… luego vienen los cuatro famosos «no debes» que prohíben de plano el asesinato, el adulterio, el robo y el falso testimonio. Finalmente, hay una prohibición de la codicia, que prohíbe el deseo de los…bienes… de «tus vecinos». En lugar de la condena de los actos malvados, hay una condena, extrañamente expresada, de los pensamientos impuros… Exige lo imposible … Uno puede ser refrenado de las acciones malvadas…, pero prohibir que las personas los contemplen, es demasiado… Si dios realmente quisiera que las personas estuvieran libres de tales pensamientos, debería haber tenido más cuidado y creado una especie diferente.”
Hitchens, 2007, p.99-100
¿Por qué Dios dio los Diez Mandamientos?
Pero pensar que Dios acepta un 50% o más de esfuerzo, o que Dios cometió un error al exigir lo imposible es malinterpretar el propósito de los Diez Mandamientos. Los Diez Mandamientos fueron dados para ayudarnos a identificar nuestro problema.
Vamos a ilustrar con un ejemplo. Supón que tuviste una fuerte caída en el suelo y te duele mucho el brazo, pero no estás seguro del daño interno. ¿El hueso de tu brazo está roto o no? No estás seguro de si mejorará, o si necesitas un yeso en el brazo. Entonces tomas una radiografía de tu brazo y la imagen de la radiografía revela que, efectivamente, el hueso de tu brazo está roto. ¿La radiografía sana tu brazo? ¿Está tu brazo mejor gracias a la radiografía? No, tu brazo todavía está roto, pero ahora sabes que está roto y que necesitas ponerle un yeso para curarte. La radiografía no resolvió el problema, sino que reveló el problema para que recibiera el tratamiento adecuado.
Los Comandos revelan El Pecado
De la misma manera, los Diez Mandamientos fueron dados para poder revelar un problema que está en lo más profundo de nosotros: nuestro pecado. Pecado literalmente significa ‘perder’ el objetivo que Dios espera de nosotros en nuestra manera de tratar a los demás, a nosotros mismos y a Dios. La Biblia dice que:
“Desde el cielo, observa el Señor a la humanidad, para ver si hay alguien con sabiduría, que busque a Dios. Pero todos se han desviado; todos a una se han corrompido. No hay nadie que haga el bien; ¡ni siquiera hay uno solo!”
Salmo 14: 2-3
Todos tenemos este problema interno que nos corrompe: el pecado. Este problema es tan serio que Dios nos dice con respeto a nuestras “buenas obras” (las cuales esperamos que cancelen nuestros pecados) que:
“Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.”
Isaías 64:6 RVR 1960
Nuestros justos méritos en acciones religiosas o en ayudar a otros son solo “trapo de inmundicia” cuando se comparan con nuestros pecados.
Pero en lugar de reconocer nuestro problema, tendemos a compararnos con los demás (midiéndonos a nosotros mismos en relación con el estándar incorrecto), a esforzarnos más para obtener méritos religiosos, o a renunciar y simplemente vivir por placer. Por eso Dios instituyó los Diez Mandamientos:
“Ya que por las obras de la Ley ningún ser humano será justificado delante de él, porque por medio de la Ley es el conocimiento del pecado.”
Romanos 3:20 RVR 1960
Si examinamos nuestras vidas contra el estándar de los Diez Mandamientos, es como mirar una radiografía que nos enseña el problema interno. Los Diez Mandamientos no «solucionan» nuestro problema, pero revelan el problema claramente, para que aceptemos el remedio que Dios ha provisto. En lugar de continuar con el autoengaño, la Ley nos permite vernos con exactitud.
El don de Dios dado en arrepentimiento
El remedio que Dios ha provisto es el don de perdón de los pecados a través de la muerte y resurrección de Jesucristo. Este regalo de la vida nos es dado simplemente si confiamos o tenemos fe en su obra.
“… sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la Ley, por cuanto por las obras de la Ley nadie será justificado.”
Gálatas 2:16
Como Abraham fue justificado ante Dios nosotros también podemos recibir justicia. Pero si requiere que nos arrepintamos. El arrepentimiento es a menudo mal entendido, pero arrepentirse simplemente significa “cambiar de mentalidad”, lo que implica un alejamiento del pecado y un giro hacia Dios y el regalo que Él ofrece. Como explica la Biblia:
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de Refrigerio.”
Hechos 3:19
La promesa para ti y para mí es que, si nos arrepentimos, volviéndonos a Dios, nuestros pecados no serán contados en contra de nosotros y recibiremos Vida.
Los Diez Mandamientos en el Calendario
Junto con esa primera Pascua y la prueba de Abraham que marca la firma de Dios en este Plan para que podamos estar seguros de que es realmente suyo, el día específico en que se dieron los Diez Mandamientos a Moisés también señala la venida del Espíritu de Dios. La Fiesta de las semanas judías, o Shavuot, está programada para dar los diez Mandamientos, que también coincide exactamente con el día de Hechos 2 Pentecostés cuando vino el Espíritu Santo.

El hecho de que el día en que el Espíritu vino a vivir en la gente arrepentida sucedió también el mismo día de la conmemoración de los Diez Mandamientos, es lo que lleva a la respuesta de Dios en la queja de Christopher Hitchens. Dios está “teniendo cuidado en la creación de una especie diferente” – una habitada por Su Espíritu, para que podamos vivir de manera diferente. La precisión en su tiempo es, una vez más, Su Firma escrita en el lienzo del tiempo para que podamos estar seguros de que, tanto la Ley como el Espíritu son realmente de Dios.
Referencias
Hitchens, C., (2007). God is not great: How religion spoils everything (Dios no es grande: cómo la religión arruina todo) P.99-100